Wednesday, August 03, 2005

bichos

- Ya no estoy para cazar mariposas (ofuscada). Ahora son ellas las que me cazan a mi. Son gigantes. Ponen sus patas encima de mi cabeza y me abrazan con sus alas interminables (interminables). Sueltan un polvo blanco y no puedo respirar. Me dejan arruinada, tosiendo y estornudando todo el día. (estornudo).
- Ya veo. (acomodándose los lentes y acercándose hacia la mesa de los pañuelos descartables). ¿Y en la infancia? ¿Te acordás, Clara, como eran en la infancia? (me alcanza un pañuelo).
- Bueno, recuerdo cuando mi madre se iba y mi abuela dormía la siesta. Yo salía vestida al jardín con un solero de flores amarillas. Entonces me sentaba en uno de los bancos de azulejos bajo la parra y esperaba que llegaran. (me sueno la nariz) Primero venían dos o tres. Revoloteaban tímidas, lejanas. Yo fijaba la mirada en un punto y las miraba de reojo, para no alarmarlas. Luego se sumaban otras y de repente me encontraba en el medio de una danza de mariposas. Siete, ocho, nueve mariposas juntas... ¿se las imagina? Las había color tierra con puntos negros, las había de todos los colores... una danza de mariposas, solo para mí. Realmente (girando levemente la cabeza) no se de dónde salían.
- ¿Y que pasaba después?
- Bueno, después... se morían.
- ¿Se morían?
- Si, yo las mataba. Las cazaba con una red y luego las aplastaba con un martillo. ¡Plaf! (¿plaf?).
- Aha.
- Les pegaba en el medio y salía una mucosa negra. Les arrancaba las alas con una pinza y las tiraba a la basura.
- ¿No las guardabas en un muestrario de mariposas?
- ¿Guardarlas? ¡No! Que asco...
- Asco. (inaudible)
- Hubiera vomitado de solo saber que tenía esos pequeños cadáveres en mi habitación.
- ¿Alguna motivación en especial, Clara? (¿quien es, quien es CLARA?)
- ¡si! ¡Claro! (Clara). Si no las eliminaba de día venían de noche y se me metían por los agujeros.
- ¿Qué agujeros? (con el tono que usan las personas preguntonas).
- Los del cuerpo. ¿Qué agujeros va a ser?. La nariz, la boca, los oídos, etc. (etc.).
- Mariposas invasoras.
- No solo mariposas. También arañas, cucarachas. Serpientes. (punto y a parte)
Serpientes.
- ¿Qué te hacían las serpientes?
- Me perseguían, me cercaban, me acorralaban (tos). Venían arrastrándose, se contoneaban delante de mío, me movían el cascabel, como diciendo: “sabés que si te muerdo te morís, sabes que si... sabes que si...” (tos).
- Si te beso. (inaudible).
- ¿Qué?
- Nada. Ejem.
- Yo tenía que subirme arriba de las mesas. Era horrible, realmente angustiante. Estaban en cada lugar de la casa. Salían de las rejillas, se colaban por las rendijas de las puertas, de las ventanas...
- Estamos terminando por hoy, Clara.
- ¿Ya?
- Si, ehhh... ¿te veo la semana que viene?
- Bueno.
- (...)
- (...)
- ¿Escuchas?
- ¿Qué?
- Madame Butterfly.
- Ah. Prefiero La Boheme.
- Pero...
- Si, no me diga nada. (tos).
(Salgo. A él se le cae un libro al suelo, a mis pies. Lo levanto y leo. “Cada agujerito con su palito”. Lo miro y él baja la vista. Me voy.)


Me peino en el espejo del ascensor. Me esperan. Cierro la puerta del edificio. Tengo prisa. La veo. Le digo mariposita, viniste! y ella me dice vine y me besa en la boca y tiene gusto a pastillas de fruta. Me dice ¿como te fue? ¿de que hablaste? ¿te curó la alergia? Le digo bien, paparruchadas, no. Me dice ¿querés que vayamos a casa y te haga un té? Le digo vamos. Agrego abrazame mariposita, abrasame ¿sabías que tenés cara de serpiente?. De serpiente serpentina. Cascabel.

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